“Operación Puente Menai”: el protocolo en caso de muerte del rey Carlos III

Durante el ensayo de la coronación de Carlos III en mayo del año pasado, el príncipe Guillermo, heredero al trono, practicó el juramento de lealtad al rey y se inclinó para darle el beso a su padre. Hubo un debate sobre en qué mejilla debía hacerlo y Guillermo le hizo cosquillas debajo de la barbilla y bromeó: «¡La izquierda está mejor!». Aquello sirvió a relajar a los presentes, nerviosos ante la gran celebración que se ejecutó en la Abadía de Westminster. La ceremonia estuvo marcada por el boato y la solemnidad. Pero el momento de ternura entre padre e hijo con aquella muestra de cariño fue de lo más significativo. Carlos III no ocultó su orgullo hacia su sucesor.

La clave de la monarquía es garantizar un heredero. Y ahora que el cáncer ha obligado al monarca –de 75 años– a cancelar su agenda pública, todos los ojos están puestos en su primogénito quien ha reaparecido este miércoles por primera vez después de que anunciara la enfermedad del jefe de Estado. El príncipe de Gales estuvo en el Castillo de Windsor en una ceremonia de investidura y por la noche asistió a una gala benéfica para el servicio de Ambulancia Aérea de Londres.

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