
El 20 de enero, mientras Donald Trump se posesionaba como presidente de Estados Unidos en Washington, Daniel Oquendo cruzaba la frontera entre Tijuana y San Diego, California.
Su viaje había empezado 4 días antes en Medellín, Colombia, motivado por la ilusión de encontrar un trabajo como mecánico en EE.UU. que le permitiera tener un mejor futuro.
Como lo hacen cientos de migrantes, Daniel se entregó inmediatamente después de cruzar la frontera a la Patrulla Fronteriza de EE.UU. con la intención de pedir asilo.